Entra en el Bar Oliva, un café en un suburbio del sur de Madrid, y retrocede 44 años. El general Francisco Franco, el dictador de extrema derecha, murió en 1975, pero su espíritu sigue vivo en el local, donde sus retratos cuelgan de las paredes, su busto está detrás del mostrador, su cara asoma en las etiquetas de las botellas de vino y un mapa de su campaña victoriosa durante la Guerra Civil española pende sobre una mesa.
Me quedo con esto: "The bar’s “mere existence,” said Mr. Maestre, highlights the “total acceptance of this culture of exaltation of the dictatorship” within contemporary Spanish society."
Comentarios
Me quedo con esto: "The bar’s “mere existence,” said Mr. Maestre, highlights the “total acceptance of this culture of exaltation of the dictatorship” within contemporary Spanish society."
Desde luego es para hacernoslo mirar...
Un bar de un chino franquista en Madrid, reportaje de The New York Times (EN)
Un bar de un chino franquista en Madrid, reportaje...
nytimes.comLos de VOX quieren echar al chino
#3 No me extrañaría, aunque siendo ultra lo considerarán un amarillo sano...
No hay mejor defensa que un buen ataque.