Las niñas crecen soñando con ser princesas, novias y hadas, mientras que el futuro y la igualdad de géneros les abren las puertas para ser ingenieras, biólogas, médicas, profesoras, astronautas y todo lo que ellas deseen. No hay nada de malo en soñar con príncipes azules y castillos, pero está muy mal crecer con la idea de que sólo los niños pueden cambiar el mundo con sus profesiones.
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