Los pediatras lo repiten por activa y por pasiva: a los niños pequeños no se les puede hacer fotos con flash. El riesgo de daño para las células de sus ojos, que todavía no se han formado, es grande. Pero parece que hay personas que no se toman esta advertencia en serio. Y pasa lo que pasa. La foto fue tomada con un teléfono móvil a una distancia de 25 centímetros. Ha perdido la vista en un ojo y el otro lo tiene gravemente dañado.
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