Él, como Rosalinda Fox, es una persona secuestrada por su personaje, un profesional de sí mismo. Alguien en quien todo resulta, a la vez, espontáneo y premeditado; sincero e impostado; tan desmesurado como parco –la frivolidad es una forma de camuflaje-. De pie, vestido con un traje gris pizarra que le entalla un corpachón de armario, el presentador y escritor Boris Izaguirre completa la penúltima entrevista de la tarde.