Hay personas que cuando escuchan hablar de 'la nube' piensan en el cielo. En parte por la metáfora que este concepto de marketing hace de la infraestructura que sostiene Internet, pero también por la parte satelital que interviene en esta red de telecomunicaciones. La realidad es que solo un 1% del tráfico de Internet sube a las capas más altas de la atmósfera.
En Europa, ese negocio está dominado por el grupo conocido como FLAP (Fráncfort, Londres, Ámsterdam y París).
Madrid quiere meterse ahí y quedarse con una parte del pastel. Según la industria, la oportunidad para hacerlo es aquí y ahora. Pero implicará una serie de cambios y tendrá consecuencias. Sobre todo en materia de energía.
Ojalá salga bien.
Sería un paso de gigante para España.
Sumaría mucho a lo que ya tenemos: supercomputadores de Barcelona y Santiago, cables, etc.
La única nube que va a haber en el sur de Europa es la boina de monóxido de carbono, el resto del presupuesto se lo gastarán en vicios caros, urbanizaciones de lujo, campos de golf, etc.
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En Europa, ese negocio está dominado por el grupo conocido como FLAP (Fráncfort, Londres, Ámsterdam y París).
Madrid quiere meterse ahí y quedarse con una parte del pastel. Según la industria, la oportunidad para hacerlo es aquí y ahora. Pero implicará una serie de cambios y tendrá consecuencias. Sobre todo en materia de energía.
Ojalá salga bien.
Sería un paso de gigante para España.
Sumaría mucho a lo que ya tenemos: supercomputadores de Barcelona y Santiago, cables, etc.
La única nube que va a haber en el sur de Europa es la boina de monóxido de carbono, el resto del presupuesto se lo gastarán en vicios caros, urbanizaciones de lujo, campos de golf, etc.