Hace 2 años | Por Vlemix a gettotext.com
Publicado hace 2 años por Vlemix a gettotext.com

Dos días después del ataque a Ucrania, la agencia de noticias rusa RIA publicó accidentalmente un artículo de opinión de Petr Akopov en el que celebraba la victoria rusa y hablaba de un "nuevo orden mundial". Ahora el autor del texto vuelve a hablar, con tesis más inquietantes. "Lo más importante es la idea de que Rusia es el centro del mundo", afirma Akopov. No se trata de orgullo, ni de arrogancia, ni de "chovinismo de gran potencia", continúa. "El espíritu de nuestros ancestros nos da la oportunidad de expiar el colapso de la URSS".

Comentarios

jacktorrance

Como una regadera

Vlemix

Fuente: https://ria.ru/20220322/rossiya-1779337226.html
Artículo relacionado que ya salió por aquí: El Nuevo Orden Mundial

Hace 2 años | Por --583514-- a thefrontierpost.com


Para los que vengan con el cuento de que este tío es un sencillo historiador que no pinta nada, ahi va una captura de la portada de RIA, donde aparece bien grande el enlace a la editorial que ha escrito el fascista este.

suppiluliuma

#1 Hay una traducción al español subida a MNM del artículo que publicaron por error el 26 de febrero (y retiraron a toda prisa cuando se dieron cuenta de la cagada), con un breve comentario del contexto del mismo.

Pura Volksgemeinschaft a la rusa. Es muy tranquilizador vivir en el mismo continente que estos colgados.

P

Está totalmente en la línea de Rusia continuadora.de la URSS. No es por casualidad que uno de sus dirigentes hablara de que volvía el telón de acero y no es casualidad el apoyo del partido comunista ruso a la guerra en Ucrania.

Vlemix

Traducción de google, procedo a lavarme los ojos con lejía.

Tras el fin de las hostilidades, no sólo existirá la antigua Ucrania, sino también la actual Rusia. Nuestro país ya ha cambiado -sólo que aún no nos damos cuenta de lo profundos que serán los cambios, porque hasta ahora el proceso sólo ha "empezado". Pero la era de transición postsoviética ha terminado: la era de la ambigüedad, de la doble fe, de la indistinción y de otras doblezas. Volveremos a vivir en la URSS, pero no en la que temen los antisoviéticos o sueñan los comunistas. No, estamos empezando a construir una Rusia justa, solidaria y soberana. Reviviendo lo mejor que está incrustado en nuestro código nacional, fortaleciendo y creando lo que nos permitirá vivir en conciencia y mente.

No tenemos alternativa: ninguna otra Rusia resistirá la prueba en la era de la tormenta y la tensión mundial. Una nueva Rusia no surgirá por arte de magia, será mucho más difícil construirla que ganar ahora en el campo de batalla, este proceso requerirá la movilización del espíritu y la voluntad, la fuerza y la fe, no llevará ni un año ni una década. Pero ya hemos emprendido este camino, aunque nosotros mismos no lo entendamos. No fue Putin quien nos puso en él, sino nuestra historia rusa, que muchos de nosotros no conocíamos, y no queríamos conocer y comprender.

El espíritu de la historia rusa, el espíritu de nuestros antepasados nos da la oportunidad no sólo de expiar el colapso de la URSS - nos da la oportunidad de corregir a través de la creación, a través del renacimiento de la gran Rusia. Si no la utilizamos, si nos aferramos a las ruinas del viejo mundo, si tratamos de limitarnos a los simulacros y las falsificaciones, seremos aplastados, y ni siquiera por nuestros enemigos. Seremos aplastados por la pista de patinaje de la historia del mundo, nuestra propia impotencia y las mentiras nos matarán. Por lo tanto, simplemente no tenemos derecho a dudar siquiera de nuestra capacidad para lograr el resultado que necesitamos.

¿Cuál era la principal vulnerabilidad de la Rusia saliente? ¿En su dependencia del mundo exterior, en la esclavitud mental de una parte considerable de nuestra "élite"? No, sólo era un derivado de la debilidad interna de nuestro modo de vida, transitoria y temporal, pero que convenía a muchos en la "élite". El capitalismo de Estado postsoviético arrastró el pecado original de la privatización de la propiedad estatal por parte de los ladrones, cuando los nuevos ricos y los trabajadores temporales decidieron que a partir de ahora ellos son el poder y los dueños de la vida aquí. Su dependencia ideológica de Occidente, su esclavitud mental a la civilización occidental avanzada fue sólo el resultado del desprecio a su propio pueblo, un pueblo al que se puede engañar y robar. Porque son paletos, gente estúpida y atrasada, no como la gente astuta e inteligente que tuvo éxito en los años 90.

Más tarde, Vladimir Putin despojó a la oligarquía del poder, pero una gran parte de nuestro "estamento pensante" siguió viviendo (y educando a las futuras generaciones) precisamente según este esquema. Hay "gente mejor" que sabe cuáles son los valores modernos correctos, y que debe tener poder y dinero. Y hay rebaños de la plebe que deben ser debidamente pastoreados y engañados. La "élite", incluida la autodenominada intelectual, se orientó hacia Occidente como modelo de imitación y reestructuración de esta "Rusia bárbara".

En la última década, Vladimir Putin ha hecho esfuerzos realmente grandes para nacionalizar las élites, pero la brecha, de propiedad y de valor, entre el pueblo y la "élite" se ha hecho cada vez más grande. Lejos de la totalidad de la "élite": hay bastantes funcionarios y empresarios honestos y con mentalidad nacional, e incluso en el entorno creativo, sobre todo si se hurga en el "polvo de estrellas". Pero no se notan, tanto en nuestro país como en Occidente.

Pero cuando Occidente decidió "anular" a Rusia, golpeando el dinero y las propiedades de unos pocos ricos y famosos, ocurrió algo sorprendente: muchos miembros de nuestra "élite" simplemente huyeron del país. Sí, fue algo banal. Alguien por miedo, alguien por la imposibilidad de seguir "respirando el mismo aire con el ganado". Es decir, no fue sólo una traición a nuestro propio pueblo, lo que ocurrió fue lo que Putin llamó muy correctamente el proceso natural y necesario de autodepuración de nuestra sociedad. Todo el mundo vio lo que significa la Patria para cualquiera en una hora difícil.

Y no hay vuelta atrás, no en el sentido de que no vayan a volver (muchos simplemente volverán). Ya no hay vuelta atrás: no habrá una actitud anterior hacia los que huyeron. Y ni siquiera porque serán despreciados.

D

No es muy tranquilizador que quieran seguir invadiendo países.