Más allá del apoyo a los satélites, el buque también tiene valor en el seguimiento de misiles y en posibles funciones antisatélite (ASAT). Sus sofisticados sensores y sistemas de telemetría pueden vigilar pruebas de misiles balísticos intercontinentales (ICBM). Con esta clase de buque, China tiene ahora la capacidad de vigilar los movimientos navales de Estados Unidos y sus aliados, los lanzamientos espaciales y las trayectorias de los satélites a escala casi mundial, reduciendo la brecha tecnológica y de inteligencia.
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