Abre la ventana de tu vivienda o lugar de trabajo en la ciudad y alza la mirada al cielo. Casi con toda probabilidad observarás y oirás estos días a una de las “máquinas voladoras” más perfectas que hay en la naturaleza: el vencejo común. Alas largas y puntiagudas y vuelo incansable, tanto, que el macho jamás posa sus patas una vez que ha abandonado el nido.
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