Cuando los hombres poderosos son acusados de abuso sexual se apoyan los unos a los otros. Perpetuar el mito de que las mujeres hacen falsas acusaciones por dinero tiene un propósito: mantener a las mujeres en silencio. De hecho, se ha demostrado que las personas que son objeto de acoso sexual en el trabajo suelen ser poco propensas a informar de ello por miedo a no ser creídas. Las falsedades sobre las mujeres que denuncian abuso sexual no solo bloquean a las mujeres a presentar una denuncia, sino que hacen al público menos empático.
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Cuando se les acusa de defraudar y de explotación también hacen piña.