Mario Conde se declaró parcialmente insolvente en julio de 2002, cuando el Tribunal Supremo le condenó a 20 años por estafa y le obligó a pagar 27 millones de euros a los accionistas de Banesto. Salió de la cárcel en 2008 con una bolsa de deporte por maleta. Siete años después, sus hijos y su principal hombre de confianza -detenidos ayer por la Guardia Civil- controlan un patrimonio de más de 30 millones de euros que desemboca en varias sociedades opacas en Holanda, Suiza y Luxemburgo.
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