Los participantes de la encuesta fueron seleccionados para que fueran representativos de la población del Reino Unido en cuanto a edad, sexo, etnia, ingresos y región. Una cuarta parte del grupo dio positivo en la prueba de detección de una posible fobia “inyección-sangre-herida”, lo que demuestra lo común que es esta afección. Sorprendentemente, estas personas eran dos veces más propensas a declarar que tenían dudas sobre la vacuna covid-19, es decir, que pospondrían la vacunación o incluso no se vacunarían nunca.
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