Hay dos maneras de dejar de ser un joven parado. La primera, la más complicada y que no recomiendo, es encontrar trabajo. La segunda, mucho más sencilla, aunque requiere de cierta paciencia, es dejar de ser joven y convertirse en parado a secas. Es fácil, solo hay que dejar pasar el tiempo. Así, uno abandona ese despiadado 40% de paro juvenil para engrosar el más amable porcentaje del 16% de paro total. Que es una burrada igual, pero suena mucho menos espectacular.
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