El interrogante (la sociedad debe interrogarse) es cómo se sale de un bipartidismo ausente, un frentismo oportunista y un populismo absolutista, sumatoria del siglo XX que, hasta ahora, ha dominado la escena del siglo XXI. Con los mismos actores e idéntico libreto sería milagroso. Eso se intenta. Parece difícil. El refugio es el voto. No ha servido como antídoto a la disolución partidaria. Sigue, empero, siendo el único remedio.