En el capítulo encontramos párrafo tras párrafo sin citas ni referencias, donde el autor es él mismo su propio argumento de autoridad, como si estuviera en uno de sus video-ensayos para redes sociales. Su crítica a la metodología arqueológica, desde su postura como ingeniero (léase “técnico”, “científico”, “objetivo”), cae en los mismos errores de los que él acusa de falta de conocimientos específicos en el tema e incluso de mezquindad interpretativa
|
etiquetas: crítica , estudios , ciencia , arqueología , roma , acueductos , publica