Cuando el pasado viernes el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, ordenó detener a los líderes de Ausbanc y Manos Limpias, Luis Pineda y Miguel Bernard, respectivamente, por extorsión y organización criminal hubo más de un juez, y de dos, que se echaron a temblar
Lo de la independencia judicial es un tema jodido. Por una parte se usa como el arma corporativista definitiva: el poder judicial lo utiliza para mantener a sus miembros al margen de cualquier evaluación sobre su desempeño profesional. Ya puede un juez dictar la sentencia más absurda, infundada y dañina del mundo, que como digas algo en su contra, saldrán los demás jueces en tromba a defender "su independencia". Pero por otra, el propio poder judicial hay veces que no tiene empacho en romper esa independencia en multitud de relaciones como las que cuenta ese artículo.
Esto es como la mujer del césar: si quieres que te consideren un ser de luz inasequible a la contaminación terrenal, no solo tienes que serlo, sino también parecerlo.
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Lo de la independencia judicial es un tema jodido. Por una parte se usa como el arma corporativista definitiva: el poder judicial lo utiliza para mantener a sus miembros al margen de cualquier evaluación sobre su desempeño profesional. Ya puede un juez dictar la sentencia más absurda, infundada y dañina del mundo, que como digas algo en su contra, saldrán los demás jueces en tromba a defender "su independencia". Pero por otra, el propio poder judicial hay veces que no tiene empacho en romper esa independencia en multitud de relaciones como las que cuenta ese artículo.
Esto es como la mujer del césar: si quieres que te consideren un ser de luz inasequible a la contaminación terrenal, no solo tienes que serlo, sino también parecerlo.
¡Vaya pájaros!