La prueba nuclear de la bomba "Cactus" en 1958 fue relativamente pequeña, pero dejó un legado para las Islas Marshall: un vertedero radiactivo en forma de cúpula, descrita por el jefe de la ONU, Antonio Guterres, como "una especie de ataúd". Fue construida dos décadas después de la explosión, y el ejército estadounidense llenó el cráter con desechos radiactivos, lo tapó y dijo a los residentes desplazados que podían regresar a sus hogares de manera segura. Pero la cúpula ahora ha desarrollado grietas. Y el cráter no está revestido.
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