Los vecinos alertaron a la Guardia Civil de que oían llorar y gemir al animal, que fue rescatado muy deteriorado. La investigación se inició tras advertir la comunidad de propietarios de la vivienda de que llevaban meses oyendo llorar y gemir a un perro y no veían al dueño en el edificio. La Guardia Civil pronto averiguó que el propietario estaba viviendo y trabajando en Santiago, por lo que decidieron intervenir ante un posible delito de maltrato animal y abandono
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