Milagros aún guarda una foto enmarcada de la cocina de su casa ubicada en el edificio de once plantas IDERS, en Puerto de La Cruz, corazón turístico del norte de Tenerife. “De un día para otro, nos desalojaron” recuerda con angustia, aunque añade que siempre les prometieron que en un año y medio podrían volver. Era febrero de 1992 y, entonces, el Ayuntamiento se escudó en que el edificio estaba afectado por aluminosis y no reunía “las condiciones necesarias para considerarse habitable”. Han pasado más de 32 años desde aquel día y, ahora...
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