Un religioso y un abogado conservador han provocado que dos cárceles de Moscú hayan decidido, por separado, dejar de ofrecer clases de yoga, aunque por el mismo motivo: el yoga podría estar creando homosexuales, lo que podría derivar en que se produjeran disturbios en el interior de las prisiones. Un profesor envió una carta a una senadora alertando de que "las posturas de yoga causan una excitación sexual incontrolada, lo que llevará a la homosexualidad tras las rejas"
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