Un estafador chino montó un sistema de "brushing" en su casa, para añadir visualizaciones y comentarios falsos a los streamings. Llegó a ganar 400.000 euros en cuatro meses. Abrió miles de cuentas diferentes en las redes sociales chinas, y contrató docenas de servicios VPN para cambiar la dirección IP de todos los smartphones, y simular que estaban en diferentes países. Tras realizar algunas transmisiones de streaming de prueba, y comprobar que todo funcionaba perfectamente, decidió alquilar su tecnología a otros influencers de TikTok.
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