Hace 1 año | Por Gante_hrm a elsaltodiario.com
Publicado hace 1 año por Gante_hrm a elsaltodiario.com

“En mis 28 años que llevo viviendo en Doñana jamás he visto esa laguna vacía”. Noé Garrido fue el último niño que se crió en la Casa de Martinazo, en pleno corazón de la reserva biológica de Doñana. Garrido sigue vinculado a la que considera su “patria” y regresa continuamente con su trabajo de educador ambiental: “Volver a mi casa tiene un componente agridulce para mí, por el deterioro evidente y absoluto del espacio”.

Comentarios

D

Que Doñana se iba a la mierda es algo que todo el mundo sabía, pero se miraba para otro lado. "A ver si no pasa en mi legislatura"

Ahora, señores, cambiarle el nombre al nuevo desierto.

c

Consecuencia de cuarenta años de gestión penosa (¿o ahora va a resultar que una laguna se seca en dos días?). A darle tiempo que se recupere de tantos años.