En 18 meses, la central nuclear de Almaraz deberá notificar oficialmente su intención de cesar operaciones. Una medida que no ha sentado nada bien en el municipio extremeño. Mientras el Gobierno español mantiene su calendario de cierre, el sector nuclear pide diálogo para evitar un apagón energético. Los ciudadanos han declarado a diferentes medios que el cierre supondría una pérdida de 3.000 puestos de trabajo, una posible emigración y un impacto en la estabilidad del suministro energético.
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