Las esquinas de Tegucigalpa están marcadas por un silencio coreografiado al ritmo de decenas de ojos y orejas infantiles que examinan y siguen cada movimiento extraño al barrio que les han encargado controlar, vigilar y extorsionar. Nadie escapa. Nadie.
Comentarios
La Directora departamental de educación se despide explicando que sólo encuentra refugio en Dios.
Mucho me temo que entonces esten perdidos