Se trata de un reto mayúsculo que requiere dejar de lado cuatro pecados que pueden lastrar la voluntad política y cívica para asumirlo: el pecado de la nostalgia de un pasado mitificado; el pecado del declinismo que se recrea en la impotencia; el pecado de la rutina que rehúye los problemas complejos; y el pecado del adanismo que ningunea el legado recibido.
Comentarios
Y aún y así habrá quien vote a la Colau o al PSC, que llevan gobernando desde Franco*
(* a excepción de los 4 años de Trias)