Dos semanas después del cierre de la empresa de movilidad compartida Coup, sus motos aparecen abandonadas en muchas zonas de la capital, como ha comprobado El País. Ni se pueden utilizar ni han sido retiradas. Solo en la zona del Paseo de la Castellana a la altura del Santiago Bernabéu hay una decena de estas scooters aparcadas, como las de otras compañías, en medio de las aceras. La compañía, cuya matriz es la alemana Bosch, argumenta que el servicio no es rentable.
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