No solamente los jugadores contrarios han tenido problemas para adaptarse. Daniel Rodrigo, el entrenador, recuerda un partido en el que el árbitro le preguntó, antes del pitido inicial, si no se habían equivocado de campo. En otro encuentro, el árbitro molestó a las jugadoras del AEM al llamarlas constantemente "princesas"(...) Después del último partido sus oponentes estaban abatidos. "Es duro perder contra chicas", dijo uno de ellos, "pero es que estas son muy buenas".
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