Una escolar de Vigo sonsacó por WhatsApp al supuesto abusador de su infancia para obtener capturas de pantalla como pruebas para que fuese juzgado por abuso sexual. Los tocamientos fueron cuando la menor tenía entre seis y 9 años pero su madre y el padrastro no la creían porque daba versiones cambiantes y decía que solo eran roces casuales.
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