Los pobres son poco decorativos, hay que reconocerlo. A nadie le agrada encontrarse con un mendigo con la mano extendida ni cruzarse con un ser humano esquelético que implora un bocata de mortadela. Hay muchos alcaldes, como el de Valladolid sin ir más lejos, que han adoptado disposiciones para prohibirlos.
Comentarios
¿Esconderlos? ¡Qué estupidez! ¡con lo caras que están las políticas regionales y lo baratas que están las balas!
Mientras leía iba recordando esto: