Publicado hace 2 años por newstoa a espinosoycordial.wordpress.com

Nuestra frustración aumenta, nuestra comprensión disminuye. Empezamos a incubar una amargura que termina en esa desconfianza, ese resentimiento temeroso que la mayoría de las personas mostramos hacia las matemáticas. Aceptamos aquellos números que representaban entidades reales: diez dedos, cuatro ruedas, una docena de huevos. Los otros números que nos rodean, perturbadores e intangibles, los vemos con indiferencia, con escepticismo, con resignada lejanía. Confiamos su manejo a determinados expertos hechiceros (matemáticos, economistas, incluso