Las naranjas argentinas contenían residuos del insecticida prohibido Clorpirifós, en una proporción de 0’028 miligramos por kilo, además de Imazalil con una presencia en las naranjas de 1’7 miligramos por kilos y de Propiconazol, del que se detectaron 2’1 miligramos por kilo. El pasado 6 de diciembre la UE prohibió totalmente el Clorpirifós por su peligrosidad
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