Hace 9 años | Por --457878-- a liberation.fr
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Repaso de Libération a la situación actual de Europa frente al proceso palestino, con gran parte de los países miembro y la población cada vez más favorables a la creación de un Estado palestino. El periódico prevé cambios en los próximos meses que pueden llevar a una mayor presión europea para el reconocimento de un Estado palestino. (Incluyo traducción amateur)

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Mi francés deja mucho que desear. (Soy autodidacta por el tiempo que pasé emigrado allí). Pero os lo traduzco como mis limitaciones me permiten. Si alguien desea aportar una traducción mejor, le estaría muy agradecido:

Las crecientes tensiones en Jerusalén preocupan a la comunidad internacional. «Si no avanzamos en el frente político, nos arriesgamos caer de nuevo en la violencia», ha declarado este viernes, en la Ciudad Santa, la alta Representante de la Unión Eurpea para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini. De hecho, varias capitales europeas planean reconocer a Palestina con la esperanza de relanzar el proceso de paz. Y los parlamentarios franceses se preparan para votar una moción en este sentido, al igual que sus colegas británicos.

¿Quién ha reconocido ya a Palestina?

Al decidir oficialmente, mediante un decreto publicado el 30 de octubre, a reconocer a Palestina, Suecia se ha convertido en el 135º Estado miembro de la ONU en dar el paso. Muchos de ellos (82 países en Oriente Medio, africanos o del bloque socialista) lo hicieron en 1988, con la proclamación unlilateral de independencia de Palestina. Brasil y Argentina dieron el paso en 2011. Despertando la ira de las autoridades israelíes, la ministra sueca de Asuntos Exteriores, Margot Wallstrom, considera que se cumplen las condiciones (a saber, un territorio -«aunque sin fronteras fijas»-, una población y unas instituciones). Estocolmo se convirtió, así, en la primera capital europea en tomar esta iniciativa. Si los países occidentales están todos de acuerdo en que la solución sean dos Estados, Esta idea llega tan lejos que el reconocimiento de Palestina es la culminación del proceso, tras un acuerdo sobre sobre las fronteras y el estatus de Jerusalén. Sin embargo, todo está bloqueado, como demuestra el fracaso de la mediación estadounidense en abril. Tras la victoria republicana en el Congreso Estadounidense, Barack Obama está paralizado en este asunto. De ahí que la oportunidad sea para la Unión Europea. «Seré feliz si al final de mi mandato existiera el Estado Palestino», ha declarado Federica Mogherini, evocando una solución global. «Desde el momento en que la negociación sea imposible, o no haya una conclusión, haría que Francia, evidentemente, asumiera sus responsabilidades», reconoció, a mediados de octubre, Laurent Fabius (*ministro francés de Asuntos Exteriores*), mientras recordó que esta decisión «debe ser útil para la paz» y no ser únicamente «simbólica». Será difícil para europeos hablar con una sola voz. Alemania, debido al peso del pasado, sigue siendo prudente, pero la opinión de los Veintiocho evolucionan y París cree que «puede haber un efecto en cadena».

¿Qué implicaría un reconocimiento por parte de las capitales europeas?

En París, se admite generalmente que «el reconocimento de Palestina no hará resultar, sistemáticamente, el proceso de paz». Pero sería una señal importante. «Un gesto simbólico fuerte del que no debe subestimarse su importancia política, ya que el reconocimiento por parte de algunos europeos tendrá un efecto de presión implícita para llegar a un acuerdo sobre la solución de dos Estados», destacó Alain Diekhoff, director del C.E.R.I (*Centre d'Études et de Recherches Internationales*) y especista en Oriente Medio. «Sería un símbolo fuerte, pero no la panacea, si permite situar la política y la diplomacia al frente de la escena», considera, por su parte, Karim Bitar, del Instituto de Relaciones Internacionales Estratégicas. Sin embargo, la cosa no cambiaría mucho. «La soberanía se proclama sobre el terreno, con toda la realidad de sus atributos, y no desde el exterior», objeta el geopolitólogo Fréderic Encel. El punto de inflexión ha sido, de hecho, la admisión de Palestina en la ONU como Estado observador. Esto le permite adherirse a organizaciones internacionales como la UNESCO, y podría darle la oportunidad de sumarse a la Corte Penal Internacional. Esto provocaría represalias por parte del Estado israelí, que teme ser acusado ante la Justicia internacional. Un decreto está listo, pero el presidente palestino no lo ha firmado, esperando obtener a cambio de su moderación un compromiso más fuerte de los occidentales, especialmente de los americanos, para obtener de Israel una fecha límite sobre el acuerdo.

¿Cuáles son los riesgos de este gesto?

A la administración estadounidense le preocupa esta clase de iniciativas que juzga de «prematuras». Los israelíes son un viento en contra (*lit. viento levantado, en pie*). «Lo que nos molesta en el proceso palestino es que procede de una estrategia unilateral, y no es el resultado de un proceso de negociaciones. Esto es poner el carro frente a los bueyes», declaró el portavoz del ministerio israelí de Asuntos Exteriores. El embajador israelí en Francia recordó recientemente que este reconocimiento por parte de París, o de otras capitales europeas, «no resolverá nada, y dará un golpe serio a las perspectivas de paz», haciéndo más difíciles aún las negociaciones directas, que son la única solución. Las mismas palabras de reconocimiento son importantes. Así pues, la mención explícita de un «Estado Palestino con las fornteras de 1967, y con Jerusalén como capital» corre el riesgo de tener como primer efecto paralizar la negociación. Además, el arma del reconocimiento es un fusil de un solo disparo: una vez usado, este cartucho ya no puede reutilizarse.

¿Qué contempla Francia?

Tras diez días, las iniciativas de los parlamentarios de la izquierda se multiplican. A finales de octubre, la ecologista Esther Benbassa junto a los comunistas han presentado, cada uno por su cuenta, un proyecto de resolución. Un texto sin valor vinculante, pero con un gran alcance simbólico. Los diputados del Frente de Izquierda han reclamado al presidente de la Asamblea, Claude Bartolone, que incluya en la agenda su texto de 2012. Los socialistas fueron de la mano. Recordaron que la izquierda, tras el discurso de Mitterrand en el Knesset (*Parlamento Israelí*), en 1982, fue favorable a la solución de los dos Estados. Y el apoyo al «reconocimiento internacional del Estado palestino» se encontraba entre los 60 compromisos del candidato Hollande.

Una delegación de parlamentarios del Partido Socialistase renunió, este miércoles, con Laurent Fabius para "afinar los violines". «La mayoría no actúa bajo ninguna orden, sino que nuestra conducta es ser útil para la paz, no para estorbar al Gobierno», ha aclarado Michel Issndou, presidente del grupo France-Palestine à l'Assemblée. «El ministro no nos ha parado, no has pedido ser prudentes y equilibrados en la formulación», precisan. ¿Hay que recordar la cuestión de las fronteras de 1967, a riesgo de predisponer en contra a Israel, o se deja sin precisar? ¿Hay que plantear las condiciones de este reconocimiento? Cada palabra está muy medida. La presidente de la Comisión de Asuntos Extranjeros de la Asamblea, Elisabeth Guigou, tiene la palabra (*lit. tiene la pluma*), y debería presentar un texto a los diutados socielistas el miércoles. Los comunistas, que abogan por el reconocimiento «de inmediato y sin condiciones» del Estado palestino, ya avisan: si este refrito es demasiado edulcorado, presentarán una enmienda. Una propuesta de reslución ha de ser debatida en el Senado en diciembre o, como muy tarde, en enero. Tanto en el Elíseo como en Quai-d'Orsay recuerdan que «la decisión es del Presidente, y que es él quien, junto al Gobierno, quien dicta los tiempos»