Hace 1 año | Por J.J. a xataka.com
Publicado hace 1 año por J.J. a xataka.com

Más que fascinación o incluso asombro, la sensación que evoca el buque Eversand en plena faena se parece al desasosiego. Lógico. Para limpiar de hidrocarburos las aguas del océano, la tarea que tiene encomendada, el navío no usa palas, ni redes, ni bolsas, ni tamices, ni nada que se le parezca remotamente. Lo que hace es abrirse a la mitad y “tragar” grandes cantidades de líquido. Tal cual.