En 2006, el gigante tecnológico creó Braenburn Capital, cuya actividad se esconde tras las generosas leyes financieras de Nevada, en Estados Unidos. Los inversores le atribuyen la gestión de los más de 200.000 millones de dólares que la empresa tiene en efectivo, lo que le convierte en el mayor hedge fund del mundo. Sin registro público de su actividad ni información de sus inversiones, la compañía tan solo lo identifica como una de sus principales filiales; las otras están radicadas en Irlanda, un país con baja fiscalidad.
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