Hace 7 años | Por --469465-- a ctxt.es
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Un año acaba, otro comienza, y, entre buenos deseos de paz y de concordia, los desarraigados siguen llegando en botes a las playas de Grecia. El desarraigo es el signo de nuestro tiempo. Nunca, en la historia de la humanidad, ha habido tanto tránsito de refugiados y migrantes forzosos como en la actualidad. Pese al cinismo del FMI y a la complicidad de la propia ONU –que quieren ver en estos movimientos una prerrogativa natural del ser humano “en busca de oportunidades económicas y nuevos horizontes”