Celebrar Eurovisión en Jerusalén es una apuesta arriesgada. Parece que las posibles ganancias han cegado al ultranacionalismo israelí, pero no debemos olvidarnos de que las apuestas también se pueden perder. Y si Eurovisión 2019 es conflicto y fracaso a la vez, Israel, que hasta ahora ha jugado a beneficiarse del silencio mediático y del cansancio del movimiento anti-apartheid, puede llegar a verse contra las cuerdas.
Comentarios
Alguno se va a correr del gusto. Un año de sesudos debates y acciones para preparar BOIKOTA.