Atrapados por la guerra comercial entre China y EEUU, las preocupaciones políticas sobre la empresa china de telecomunicaciones Huawei y la desaceleración de la demanda de los consumidores, los fabricantes de microprocesadores de Singapur han comenzado a ralentizar la producción y a reducir sus plantillas, dijeron las empresas a Reuters.
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Y de paso subir precios.