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La pandemia ha traído también a nuestras vidas una nueva forma de semiesclavitud: la de las cuidadoras de ancianos que son forzadas a trabajar siete días a la semana sin poder salir del domicilio a cambio de salarios miserables, de entre 400 y 600 euros de media al mes. Este abuso, que roza lo inhumano, no es un viento lejano de países en desarrollo. Lo practican cientos de españoles, posiblemente miles, en ciudades grandes y en pueblos pequeños.
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etiquetas: abuso , ancianos , cuidadoras