Hace diez años me decían que era un imbécil porque en modo alguno iba a escasear el petróleo; hoy en día, me dicen que soy un imbécil por decir que no se puede sustituir plenamente toda la energía fósil por renovable, y que aún la que se sustituya va a ser con muchas dificultades. Como ven, lo único que ha permanecido inmutable es que soy un imbécil, aunque al final se esté cumpliendo que nos vamos a ver obligados a dejar el petróleo, los más ingenuos pensarán que lo dejamos "porque queremos", "por nuestro compromiso con el planeta"
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Si te llaman burro tres veces, quizá deberías pensar en comprar una silla de montar.