Hace 4 años | Por Izaga a infobae.com
Publicado hace 4 años por Izaga a infobae.com

En un país donde siempre ha habido más espacio que personas, donde la tierra y la vida silvestre son atesoradas como un Picasso, la naturaleza se cierne peligrosamente. Impulsados por el cambio climático y la renuencia del mundo a enfrentarlo, los incendios que han azotado en Australia no solo están destruyendo vidas o convirtiendo bosques grandes como naciones en cenicientos paisajes lunares. También están obligando a los australianos a imaginar una forma de vida completamente nueva. “Si de esto no surge un gran cambio, estaremos condenados".

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El titular parece decir una cosa que no es.
Es el fin de la Australia que mira de espaldas a la naturaleza, pero no es el fin de la naturaleza de Australia. Si bien es cierto que los incendios fueron enormes y devastadores, también es verdad que afectaron a un territorio pequeño de las zonas montañosas del país situadas en una esquina de la isla. Peores fueron los icendios de California de hace unos 5 años, de un tamaño similar, pero afectando a un porcentaje muy importantes del estado. Y hoy la naturaleza vuelve a retomar su espacio y la fauna campa a sus anchas. Queda mucho por recuperar en California, y también quedará en Australia, pero si el hombre no lo impide, la naturaleza es rapidísima en volver.

En Cataluña hace unos 10 años hubo unos grandes incendios en Tarragona. Se quemaron miles de hectáreas. Las imágenes eran desoladoras. Por fortuna eran montes alejadas de presión urbanística cualquiera, y hoy prácticamente no hay huella de aquello. Los bosques vuelven a retomar su sitio y la naturaleza ha vuelto. Todo muy rápido. Habrá que ver si en Australia dejan que la naturaleza vaya a su velocidad de crucero, o les ponen palos en las ruedas.