Las ventanas del Athens Inn estaban abiertas para combatir el sofoco y la música salía a través de ellas. Se podía distinguir las voces de la gente de dentro. El Athens no tenía licencia para alcohol así que era una apuesta sobre seguro. Entrar, detener a todo el mundo y a pasar la noche en el cuartel. Eran ya las 3:15 de la mañana y todos estaban deseando irse. En la calle había mucha gente, incapaces de dormir con el calor. Observaron curiosos el despliegue de coches patrulla, nada menos que tres.
Comentarios
Interesantísimo gracias #0
#1 De nada; he descubierto esta maravilla de blog por casualidad; cotillea otras entradas, están muy bien escritas, documentadas y redactadas, una gozada!