Andy May parecía estar viviendo una vida cómoda con su pareja y sus dos hijos en un pueblo rural de Norfolk, en el este de Inglaterra, cuando tocaron a la puerta. El único roce que el director financiero de una empresa había tenido con la ley era una solitaria multa por exceso de velocidad. Pero los policías que estaban en su puerta querían interrogarlo. El hombre de 47 años le había robado US$1,6 millones a su empleador para financiar su adicción al juego, lo que llevó a que lo sentenciaran a cuatro años de prisión.
Comentarios
1.6 millones por 4 años?? me parece que me compensa y me saco una carrera mientras
la inteligencia artificial escribe titulares como el culo