Adrian y Gillian Bayford en agosto de 2012 alcanzaron uno de los mayores premios ofrecidos por la lotería de Euromillones. Una cifra de más de 190 millones de euros. La reacción de ambos, que por aquel entonces estaban casados, fue la de cualquier persona en su situación: euforia, alegría, sonrisas, besos y mucho champán. El matrimonio empezó a donar dinero a organizaciones benéficas, comprar coches de lujo, viviendas millonarias, viajar por todo el mundo y buscar en qué invertir su fortuna.
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