En el debate europeo, o al menos en el debate europeo según Syriza y sus aliados, las negociaciones entre Grecia y la troika son a menudo dibujadas como un lucha entre representantes democráticos de un país en crisis y un grupo de burócratas sin alma sedientos de sangre. La realidad, sin embargo, es que la troika no deja de ser una aproximación (burda, opaca y desorganizada) a la voluntad coordinada del resto de países de la eurozona.
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