Los lobbies del taxi y los hoteles utilizan la voracidad regulatoria del Estado para eliminar a su competencia: el último caso es la petición de cierre de Uber -una app que pone en contacto a conductores con pasajeros- y Airbnb -web de alquiler de pisos turísticos-. Uber y Airbnb han declarado una guerra libertaria contra los reguladores; el que ha declarado una guerra es el Estado: contra la clase media. Lo que antes era una minúscula e intrascendente transacción económica entre particulares se ha convertido ahora en la opción A para cientos
Comentarios
Ya está bien de confundir la clase media con currantes o autónomos por cuenta propia.
Si un taxista o un jubilado son clase media, un bufete de abogados, un clínica dental, un colegio privado, ¿que son?, ¿la élite?