El otro vencedor del desmantelamiento parcial de PRISM es la misma NSA. Porque la vigilancia de las comunicaciones sospechosas en el extranjero y de EE UU con el extranjero escapa a la nueva ley y está cubierta por otra leyes y decretos. La ‘USA Freedom Act’ deja en pie la mayoría de programa de la NSA, una pieza central, para el Gobierno estadounidense, en las ciberguerras del futuro.