Hace 4 años | Por senfet a nationalgeographic.es
Publicado hace 4 años por senfet a nationalgeographic.es

Durante años Japón ha matado a unos cien rorcuales norteños al año sosteniendo que era en nombre de la ciencia y que la carne de ballena sobrante se vendía para financiar las labores académicas. A principios de año abandonó la caza en alta mar. El comité de la CITES (Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres) ha declarado que vende la carne de con fines comerciales y que esto debe parar. El incumplimiento podría hacer que quedara excluido del lucrativo comercio legal de especies silvestres.