Nadia Ghulam, de 36 años, es una mujer hermosa, a pesar de las cicatrices. Su rostro es una metáfora de Afganistán, el país de las mil guerras . Vive en Badalona, donde trabaja como educadora social. Habla un castellano y un catalán perfectos, con la dulzura de los poetas persas que estudió en la escuela (“Tengo para ti una sorpresa / ha llegado la primavera”). La república de Gilead le hace retroceder a un aciago día de 1991.
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