Una trabajadora de Carolina Herrera, empleada desde 2004, sufrió acoso laboral (bossing) continuado desde 2018 por parte de la dirección. Fue sometida a gritos, humillaciones, aislamiento, control de horarios y sobrecarga de trabajo sin refuerzos. El ambiente tóxico provocó múltiples bajas en el equipo y graves daños en su salud: fibromialgia, trastorno depresivo y estrés crónico. La empresa ignoró varios informes psicosociales que advertían del riesgo grave para la salud mental y física.
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