Hay que dejar que, en primer lugar, sea el perro el que nos olfatee. Es mejor dejar que nos olisquee las piernas en vez de acercarle la mano, ya que podría percibirlo como un gesto de agresión: de hecho, la mano es el lugar donde se producen más mordeduras de perro. El lugar más seguro para acariciar a un perro que no conocemos sin que se asuste es la parte final del lomo; en cambio, hay que evitar hacerlo en la cabeza o la cara hasta que nos tenga confianza.
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