La presencia de este símbolo fascista en una institución educativa concertada, financiada con dinero público, no es meramente un acto de nostalgia por el pasado, sino un desafío abierto a los principios de verdad, justicia y reparación. Este símbolo dedicado a “los caídos por dios y por España” en homenaje a los golpistas de 1936 contra la República y situado en el Colegio católico concertado de la Inmaculada, no solo representa una afrenta a los valores democráticos que sustentan nuestra sociedad